“Del plato a la boca se cae la sopa” – decía la abuela. Pues algo similar sucede con la palabra “Líder”, pareciera que todo mundo es líder en su propia concepción. Creemos que es una cualidad que se adquiere junto con el nombramiento de un puesto, de no ser así; no habríamos sido los candidatos elegidos para ejercerlo ¿no es cierto?
Error, la verdad es que líderes son pocos y es que nuestro sistema económico – social no está construido para soportarlos. Es decir, que o te adaptas al sistema o pereces y el sistema no tiene un molde afín con el liderazgo. Después de todo, una característica de este es precisamente la innovación… pero no la vocación de mártir.
Es esa delgada línea del autosacrificio el que ha hecho creer a dictadores su liderazgo. Y volvemos a caer en ejercer un juicio de valor entre un buen y un mal liderazgo. ¡Atención! Un mal liderazgo ¡No es liderazgo!
Desde que se tiene registro de la existencia de la humanidad, esta ha tenido la necesidad de contar con personajes que lo guíen a través de las circunstancias históricas de su momento. Lo que nos presenta una sociedad claramente dividida entre el líder y sus seguidores y con lo que derribamos el mito de que no, no todos somos líderes. Y eso está bien, alguien tiene que seguir al líder o todos caminaríamos solos por nuestro propio rumbo e ideal.
Entonces ¿cómo identificar a un líder?
“Del plato a la boca se cae la sopa” – decía la abuela. Pues algo similar sucede con la palabra “Líder”, pareciera que todo mundo es líder en su propia concepción. Creemos que es una cualidad que se adquiere junto con el nombramiento de un puesto, de no ser así; no habríamos sido los candidatos elegidos para ejercerlo ¿no es cierto?
Error, la verdad es que líderes son pocos y es que nuestro sistema económico – social no está construido para soportarlos. Es decir, que o te adaptas al sistema o pereces y el sistema no tiene un molde afín con el liderazgo. Después de todo, una característica de este es precisamente la innovación… pero no la vocación de mártir.
Es esa delgada línea del autosacrificio el que ha hecho creer a dictadores su liderazgo. Y volvemos a caer en ejercer un juicio de valor entre un buen y un mal liderazgo. ¡Atención! Un mal liderazgo ¡No es liderazgo!
Desde que se tiene registro de la existencia de la humanidad, esta ha tenido la necesidad de contar con personajes que lo guíen a través de las circunstancias históricas de su momento. Lo que nos presenta una sociedad claramente dividida entre el líder y sus seguidores y con lo que derribamos el mito de que no, no todos somos líderes. Y eso está bien, alguien tiene que seguir al líder o todos caminaríamos solos por nuestro propio rumbo e ideal.
Entonces ¿cómo identificar a un líder?